Comprendiendo a Godot
Creo que Gogó me está mirando. Al menos está a un palmo de mi y me mira. A los que están en frente creo que les pasa lo mismo con Didí. Ambos personajes, mundialmente conocidos, han decidido mezclarse entre la gente corriente, bajar hasta la tierra desde el limbo de los inmortales, para ver si consiguen que se les entienda. Y como los que estamos allí no tenemos nada mejor que hacer, pues nos quedamos con ellos, esperando al misterioso Godot.La cercanía con la que comenzamos acaba trocándose en amistad y asistimos a una bella relación entre amigos, casi hermanos que, en su espera, se ayudan, se comprenden, se desesperan y se cuestionan. Yo nosotros, el público, con ellos.
Esperando a Godot no es sólo uno de los puntales de la literatura universal, producto de la mente inquietante de un revolucionario de la escena teatral moderna. También es uno de esos textos oscuros al que los estudiosos han adjudicado mil y un significados y que el espectador recibe como imposible. Por todo ello, se considera un clásico y se deja aparcado en el canon universal, sólo apto para valientes o locos. Y estos locos de La Pajarita de Papel han decidido escogerlo por segunda vez en su historia y bajarlo hasta la tierra para ofrecer su propia versión con sencillez, limpieza y honestidad.
El trabajo de traducción realizado por Eva Varela es uno de los puntos más interesantes, al igual que su trabajo como actriz y el de Concha Roales-Nieto, que como Vladimir y Estragón, ofrecen una generosa transformación que nos lleva de la mano por el particular universo sin tiempo de estos personajes. Un universo austero en ese pequeño tesoro que alberga la zona de Tirso de Molina en Madrid, que sólo hace que los espectadores se sientan como en casa.«No sé más acerca de los personajes que lo que ellos mismos dicen, hacen y les ocurre» decía Beckett. Yo tampoco, aunque creo que durante un segundo de aquella representación conseguí comprender lo que querían decir. Pero ya no me acuerdo. Y si quieren descubrirlo, tendrán que entrar por la Puerta Estrecha.
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Arianna Fernández
_________________ OPHELIA, revista de teatro y otras artes
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