fedón 2004.2010

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Despedida prolongada en un décimo piso.
Cierro los ojos y siento que ha sido y es seguro el tiempo del abrazo.

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Ella estaba saliendo por una puerta grande. Subíó por la calle. Me dió la espalda. Subía por una calle que quizá tuviera naranjos. No sólo era cruel la subida. Yo no estaba disponible. Yo nunca quise decirle que ella era implacable. En todo caso me despedí de lo cruel de su espalda. Y sé que me miró.

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No por cortar un aguacate rápidamente se pueden olvidar las preocupaciones. No por hacer un café a la napolitana se está más cerca de un amigo. No por llegar a la hora tengo la legitimidad de un abrazo. Estoy dispuesto a sentarme frente a ti e ir besando cada impureza de tu piel, y escupir cien veces como un acto de integridad.

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Me estoy despidiendo del temblor de la boca de una mujer. Me estoy despidiendo de una mujer hablando. Me estoy despidiendo de una mujer hablando……

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Desde la mañana he procurado sonreir.

Con cariño me despido de la curva.

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Deseo que mis venas sean dibujadas por ese niño que me mira desde la otra habitación. Deseo que mis venas desaparaezcan. Quiero cubrirme con un abrigo de piel oscura, perder la tozudez y despedirme de todos los cajones de mi armario ante la mirada de ese niño.

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Me puse a hacer la comida. No pude más. No quiero estar en este párrafo.

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Me despido de las 125 arrugas de esta mujer.

(no creo que sea por entusiasmo, ni tampoco por sus 58 kilos )

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Antes de bajar las escaleras miro como desaparecen las lineas entre las personas que se están mirando.

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(Jantipa -Patricia Ruz- se ha llevado mi cámara FE-olympus al norte de India, por lo que a partir de hoy y hasta el 10 de octubre se inicia una serie de 31 despedidas con su mirada)

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Mientras Jantipa sobrevuela Europa, yo me despido de las ganas de viajar a la cordillera más alta del mundo.

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Hoy por fin mudo toda la piel y ensayo la justeza que tendrá mi cadaver.